Desde que el hidalgo castellano Juan Rejón comandase la fundación de su asentamiento original, El Real de Las Palmas tuvo que emprender un proceloso camino hasta consolidarse como una urbe de referencia en Gran Canaria para la Corona de Castilla, y el que luego sería el Reino de España. La hoy asentada como Las Palmas de Gran Canaria fue una ciudad que tuvo que fortificarse estratégicamente al ritmo de su incipiente desarrollo, con el germen en el barrio fundacional de Vegueta. De hecho, el crecimiento desde su casco histórico estuvo empujado por una tendencia natural de aproximarse a sus murallas y primeras defensas, aun cuando estas tuvieran que padecer el asalto de corsarios de otras coronas enemigas.
Es en este escenario cuando surgió la Fortaleza de Las Isletas, o lo que hoy se sigue conociendo como Castillo de La Luz. La actual sede de la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino comenzó a levantarse en el Siglo XV para controlar desde tierra las incursiones que las flotas extranjeras pudieran verse tentadas de emprender en su aproximación a la principal población de Gran Canaria. Allí, en el que hoy es el barrio de La Isleta, el gobernador Alonso Fajardo ordenó levantar esta fortificación amurallada, sobre un arrecife que en aquellos tiempos se separaba de tierra en la pleamar, y que venía a ocupar el espacio del primer fuerte de madera que construyeron las tropas de Juan Rejón.
El Castillo de La Luz protagoniza uno de los episodios más subrayados de la historia de Las Palmas de Gran Canaria: la resistencia que se ejerció desde allí contra la flota de los corsarios ingleses Francis Drake y John Hawkins en 1595. El gobernador Alonso Alvarado, con 1.500 soldados a su mando, pudo repeler el intento de tomar la ciudad de Drake. Alvarado reunió a sus efectivos a toda prisa, y entre ellos participaron numerosos hombres sin previa instrucción militar. La población local contribuyó de manera decisiva en la proeza de rechazar a los ingleses. Desde entonces, el Castillo tomó el nombre de su benefactora, la Virgen de La Luz. Hoy, La Isleta celebra las fiestas de La Naval como recuerdo del episodio histórico.
En 1941 el Castillo se declaró Monumento Histórico Artístico dentro del Patrimonio Histórico Español. En 2001 los arquitectos Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano firman la restauración del inmueble con un planteamiento en el que, según citan en la revista Restauración & Rehabilitación, “la propia historia del castillo se convirtió inevitablemente en argumento del proyecto”. En su interior se muestra hoy una interesante colección de la producción artística del escultor Martín Chirino, natural de la ciudad.
Otra fortaleza, también declarada Monumento Histórico Artístico en los años cuarenta del siglo pasado (en concreto, en 1949) es el Castillo de Mata. Una fortificación que en varias ocasiones fue alterada con distintos fines, sobre su cubelo o torreón primigenio. El ingeniero Juan Alonso Rubián fue su diseñador original y el gobernador Diego de Melgarejo culminó su construcción en 1577. En 1599, durante el ataque del corsario holandés Pieter Van der Does, sufrió las embestidas de un asalto a la ciudad que esta vez sí tuvo éxito. Como el Castillo de La Luz, Mata (porque defendía una muralla que adoptaba la estructura de una casamata) peleó contra ingleses, primero, y los holandeses después.
El cubelo original fue redescubierto en 2002, en los trabajos previos a la última rehabilitación del inmueble. Hoy, los visitantes del actual Museo de la Ciudad y el Mar pueden visitarlo, dentro del enclave cultural en el que se ha reconvertido el castillo. Sus instalaciones son sede habitual de diferentes convocatorias relacionadas con las artes, la música y la misma historia de la ciudad.
La historia de la ciudad no se entendería sin el detalle de otro de sus baluartes, el denominado Castillo de San Francisco, iniciado en 1601 y concluido en 1626. Se ubica en lo alto del Risco de San Francisco, detrás del entorno de la Calle Mayor de Triana, con un emplazamiento que permite dominar buena parte de la Ciudad Baja. El cubelo original fue, igualmente, descubierto en una excavación arqueológica a comienzos del Siglo XXI (en 2003). El también llamado Castillo del Rey o del Paso Angosto es Bien de Interés Cultural desde 1949, y con sus 5.700 metros cuadrados es la mayor fortificación defensiva de toda Canarias. San Francisco, tras su rehabilitación proyectada, se concibe en el futuro como un museo que estaría conectado en sus contenidos con el Castillo de Mata y el puesto defensivo de la Batería de San Juan (situado en el cercano risco de San Juan, y construido a finales del Siglo XIX).
Dentro de esta relación de fortificaciones históricas en Las Palmas de Gran Canaria también merece una mención especial el Torreón de San Pedro Mártir, que es conocido popularmente como Castillo de San Cristóbal. El gobernador Diego Melgarejo ordenó su construcción en 1578. En la actualidad su vista es uno de los iconos del barrio marinero de San Cristóbal en la entrada Sur de la ciudad. Es Monumento Histórico Artístico desde 1949. ¡Cómo no!, también se batalló desde allí en los asaltos de Drake y Van der Does.